martes, 22 de marzo de 2011

¿A quién beneficia la caridad?


   Todos conocemos la labor que llevan a cabo distintas empresas privadas en numerosos proyectos de desarrollo y en distintas actividades altruistas en el Tercer Mundo, pero ¿Qué les mueve a desempeñar dicha labor? ¿Es un movimiento filantrópico o una estrategia de marketing? Estas preguntas han presentado diversas controversias.

  Hace poco más de 50 años, los encargados de dichas labores eran los propios estados, pero tras la crisis de 1982, el sector privado comenzó a ser partícipe de estas acciones. Poco a poco, las grandes empresas se han visto cada vez más sujetas a esta labor humanitaria, financiando así proyectos de desarrollo,  viéndose obligado el gobierno, a convertir al mercado en el motor de evolución económico

  También es cierto que los gobiernos de los países desarrollados tienen que rendir cuentas a su población, definir claramente  cual es el destino de esas ayudas, y por eso presionan a los países beneficiarios para que se lleven a cabo reglas que favorezcan la transparencia fiscal. Por el contrario, las empresas privadas no tienen que rendir cuentas sobre el paradero de su capital, solo a los accionistas, y si esto va ha producir mayor beneficio a la empresa, pocos serán los que se opongan.
  
   Entra a  tomar parte aquí el sector privado, ya que son muchos los países del Tercer Mundo que cuentan con una ayuda privada, puesto que el sector privado no deja de  crecer y de mejorar, aumentando consigo sus beneficios.

  No debemos olvidar tampoco la gran labor humanitaria de diversas organizaciones y fundaciones caritativas que en los últimos años, han producido un gran incremento en el capital donada para financiar distintos proyectos de desarrollo.
  
   Muchos son los que creen que un desarrollo basado en el mercado es más eficaz y que ayuda incluso a reducir el índice de pobreza. 


   También debemos reparar en la cantidad de empresas que se aprovechan de las difíciles situaciones vividas por los países del Tercer Mundo. Empresas  que intentan enmascarar sus intereses económicos con un falso altruismo. Compañías que pretenden hacernos creer que les mueve la solidaridad, cuando su fin no es otro que el de maximizar sus ganancias. 
  
   Muchas  son las veces en las que las propias empresas privadas  causan grandes trastornos al medio ambiente, a causa de su actividad de producción, y se valen de este dinero para  subsanar los daños y lavar su imagen delante del público. ¿De que sirve esta ayuda “desinteresada” por parte de las empresas privadas cuando son estas mismas las que explotan a multitud de hombres y mujeres, con un salario ínfimo, con un horario excesivo y con unas condiciones de trabajo infrahumanas? Son éstas mismas, las que destruyen impunemente el ecosistema del lugar en el que se encuentran, son estas mismas a las que no le importa si sus “empleados” son niños, enfermos o ancianos.

  Pretenden hacernos creer que se parecen al consumidor de a pie, y crean una imagen con la que todos nosotros nos sintamos identificados y una imagen que venda,  siendo todo esto una burda estrategia de marketing.  Pero claro, financiando obras públicas  de esos mismos países que esclavizan, ganan a ese consumidor conmovido por el altruismo de su empresa. Desde mi punto de vista la filantropía empresarial no existe, no buscan prestar su ayuda a estos países sin un motivo desinteresado, solo lo utilizan como una mera campaña de venta de su producto, una forma más de promocionarlo

   Podemos ver también como se aborda este tema en diversas páginas web como:


1 comentario:

  1. Ola Laura, interesantes reflexións. Pero non debemos esquecer que o sector privado tamén xerou beneficios para os países en desenvolvemento, sobre todo en termos de renta pér capita (eso sí, sen entrar a valorar se existe unha relación entre o aumento da renta pér capita e a diminución da desigualdade social). Entón, cal consideras que é a solución? Promover unicamente a axuda pública?, quizáis a través de organismos internacionais?, ou os estados directamente?.

    Saúdos

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